El conocimiento de los museos sobre la agenda 2030 y los ods

De las 114 respuestas obtenidas, 28 museos afirman no conocer la Agenda 2030, ni los ODS, ya sea de una forma amplia o somera. De estos, 8 son museos de titularidad privada y 20 de titularidad pública, estando 17 adscritos a la Administración Local, 1 a la Administración de las Comunidades Autónomas y 2 a la Administración General del Estado (Ver Tabla 3). Aun así, no todas las respuestas afirmativas representan un conocimiento homogéneo de los ODS y la Agenda 2030 ya que algunas instituciones declaran conocer estos elementos “en líneas generales”, “de forma superficial”, “poco”, “vagamente”, “no de forma detallada” o “no en profundidad”. También se ha registrado que algunos museos afirman conocer los ODS pero no la Agenda 2030. E Incluso, se han obtenido respuestas que afirmaban conocer los Objetivos de Desarrollo Sostenible pero no su acrónimo de ODS.

Por otra parte, entre las maneras en las que los museos afirman haber conocido la Agenda 2030 y los ODS puede destacarse los medios de comunicación, las publicaciones especializadas o las actividades formativas como las organizadas por la Asociación Ibero-Macaronésica de Jardines Botánicos o las I Jornadas sobre Cultura y Desarrollo Sostenible organizadas por la Red Española para el Desarrollo Sostenible. Entre los museos que sostienen conocer los ODS y la Agenda 2030 puede destacarse la declaración del Museo Nacional de Antropología que afirma estar familiarizado con la Agenda 2030 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible al ser una “institución pública estatal”, la del Museo Picasso Málaga que espera que se alcancen estos objetivos “en especial para aumentar la calidad de la educación” o la del Museo de Gavà, que afirma conocer su existencia pero no trabajar teniendo en cuenta sus contenidos.

Teniendo en cuenta que para que la Agenda 2030 genere valor público se precisa de “un contexto multisectorial y multinivel, que va más allá del gobierno” (Canel, 2018, p.85), la relevancia de que las instituciones museísticas integren en su planificación estratégica el Desarrollo Sostenible y se comprometan con él puede generar alianzas colaborativas favorables con la Administración, así como contribuir a fortalecer los vínculos con su público, a conectar con sus partes interesadas o a desencadenar una repercusión social, cultural, económica y medioambiental positiva.

El hecho de que todavía haya museos que manifiesten desconocer por completo la Agenda 2030 y los ODS refleja un trabajo pendiente por parte de instituciones como el ICOM. Ahora bien, si del conjunto de instituciones museísticas las de carácter público desconocen estos principios, se revela que, a pesar de los avances realizados, es necesario mejorar los esfuerzos por parte de la Administración. No ha de subestimarse la colaboración que los museos pueden aportar a las medidas con las que el gobierno pretende impulsar los ODS. En 2019 el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación reconocía la relación que existe entre cultura y desarrollo humano, pero los museos son actores culturales que participan en el logro del Desarrollo Sostenible, y la Administración debe servirse de todo su potencial.

La incorporación de los ODS en las instituciones no solo ha de tenerse en cuenta por cuestiones éticas, sino porque la organización podría disfrutar de ventajas competitivas que implicarían el acceso a activos tangibles, como las recompensas económicas, mediante activos intangibles (Canel y Luoma-aho, 2017, p.39). Por ejemplo, los museos no solo reducirían costes derivados del ahorro energético, sino que captarían a aquel visitante que apoya a instituciones comprometidas con la sostenibilidad. Por su parte, la asimilación del Desarrollo Sostenible en el sector público tiene por fin tanto servir como un espejo donde la ciudadanía y las empresas puedan mirarse, como la recepción de un beneficio a largo plazo para los ciudadanos y para sus stakelholders como son, concretamente, los museos.

El cometido de la cultura y la educación en el museo

Las personas entrevistadas reconocen que la cultura es fundamental para asimilar la educación como forma de alcanzar el desarrollo social. Por lo tanto, el papel de los museos en la consecución de los ODS resulta imprescindible aunque se necesiten más recursos para alcanzar todo su potencial. En otras palabras, “se puede considerar la cultura como un motor que ayuda a lograr el Desarrollo Sostenible” (Museo Sefardí) ya que esta “participa de una forma activa en la educación, en la concienciación y en la difusión de los ODS a toda la sociedad” (Museo de la Santa Cruz).

Bajo la perspectiva del Desarrollo Sostenible, la cultura no solo se identifica con el progreso o el crecimiento económico, sino con una óptica en clave humana. Es decir, “lo que, desde una visión integral del ser humano, supone y significa tener en cuenta todas las dimensiones de la persona” (Museo del Retablo). En este sentido, el Museo Etnográfico de Talavera de la Reina indica que “la cultura de un país juega un papel determinante en el desarrollo de los seres humanos”, ya sea a nivel conductual, social o económico, puesto que estos factores influyen a la hora de que “las personas alcancen un nivel de vida próspero”. De esta manera, se opina desde el Museo del Cine de Madrid lo imprescindible que resulta no apelar a la cultura “de forma subjetiva, impregnándola de intereses políticos o económicos”.

Respecto al vínculo entre la cultura y el Desarrollo Sostenible, el Museo Valenciano de Etnología desarrolla que el hecho de que la cultura no tenga un epígrafe propio en los ODS denota la poca importancia que se le da al sector cultural a pesar de que tenga un “papel fundamental tanto en la divulgación de los valores de los ODS como en la aplicación de los mismos en el propio desarrollo de la actividad cultural”. La cultura es pues, un elemento central de las políticas de desarrollo como único medio para alcanzar una gestión inclusiva y equitativa. No hay desarrollo sostenible sin factores culturales y, por tanto, el museo apela a la conciencia ciudadana. Para aportar soluciones que aboguen por la inclusión y la erradicación de la desigualdad.

La cultura no es solo un instrumento para “tomar conciencia de realidades que sentimos, vivimos, experimentamos” (Museo de Navarra), sino que “es una herramienta didáctica” (Museo Municipal de la Cuchillería) que actúa como facilitador para alcanzar bien la tradicional noción de desarrollo social, bien el actual objetivo de Desarrollo Sostenible (Museo de las Ciencias de Valencia). Un pilar fundamental que impulsa las acciones individuales y colectivas, por lo que es más importante ajustar la cultura con los ODS que priorizar únicamente sobre cuestiones de distinta materia estratégica (Museo de la Universidad de Navarra).

El Desarrollo Sostenible se ha definido durante muchos años en base a variables medioambientales, económicas y sociales. Pero sin la dimensión cultural no es posible lograr un desarrollo sostenible completo. La cultura no es un lujo. No podemos transformar nuestro marco de vida y convivencia a nivel internacional sin tener en cuenta la cultura o las culturas que están incidiendo enormemente en nuestros problemas globales. La cultura es el instrumento más potente para difundir y canalizar el mensaje de la sostenibilidad (Museo Nacional de Artes Decorativas).

Las respuestas aportadas por los entrevistados manifiestan cómo no se interioriza que la cultura sea el camino para alcanzar el Desarrollo Sostenible. Así, se impone la necesidad de dar a conocer mejor cuáles son los ODS, difundir de qué manera y con qué acciones la cultura puede desempeñar “el papel relevante que le toca” (Museo de Ciencias Naturales de Barcelona) y “contribuir a conseguir un cambio de mentalidad en las instituciones, las empresas y los ciudadanos” mediante una “labor de integración de la necesidad de la sostenibilidad” (Museo ICO). De acuerdo con lo expresado, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía formula que la dimensión cultural del Desarrollo Sostenible no es lo bastante reconocida, por lo que su “presencia en los informes y las declaraciones es limitada”. Además, la institución añade:

No está suficientemente aprovechado el potencial de la participación ciudadana en la vida cultural y las colaboraciones culturales a nivel local, nacional e internacional [...] Las referencias a la cultura en los ODS son escasas y no reconocen suficientemente las muchas maneras en que los aspectos culturales influyen y contribuyen al Desarrollo Sostenible.

Si la cultura favorece la difusión, sensibilización y la educación de las personas, por ende también fomenta la obtención del Desarrollo Sostenible. Con que “cultura y educación son, no relevantes, sino fundamentales para lograr el Desarrollo Sostenible. Son “la mejor manera de concienciar a la población” (Museo Etnográfico Extremeño González Santana), de pautar “la forma de desarrollar nuestras ciudades y nuestro territorio” y de reconocer la historia “de otros pueblos que están en peligro por el desarrollo no sostenible que se ha llevado a cabo hasta ahora” (Museo Íbero).

Pero el simple hecho de hacer público el binomio cultura-educación no garantiza el logro de la Agenda 2030 ya que son factores “insuficientes si no van acompañadas de medidas firmes de los gobiernos” (Museo Pedagógico del Niño), de una gestión sostenible por parte de las instituciones (Museo Cerralbo) o de otros agentes como “directrices de las autoridades, presupuestos, etc.” (Museo Diocesano de Tarragona).

La cultura y la educación son los pilares básicos en los que ha de asentarse cualquier proyecto de mejora para la vida de los ciudadanos de un país. En el entendimiento de que solo el convencimiento y la formación pueden lograr que de forma voluntaria todos contribuyamos a la consecución de un mundo mejor, para todos sus habitantes y para todo lo que existe en nuestro planeta (Museo de Aeronáutica y Astrofísica).

Los museos como aceleradores del desarrollo sostenible

Mayoritariamente los entrevistados han manifestado la responsabilidad que los museos tienen como agentes catalizadores del desarrollo, especialmente en las comunidades donde se ubican. Si el mundo actual demanda un desarrollo más consciente y sostenible, los museos pueden y deben contribuir a su consecución. De hecho, las exposiciones y programas educativos ponen de manifiesto, cada vez en mayor medida, los valores que deben servir de modelo a la sociedad que aspiramos ser (Museo Guggenheim Bilbao).

El Desarrollo Sostenible es un objetivo global y primordial (Museo del Calzado), con lo que las organizaciones dedicadas a la divulgación cultural también han de transmitir valores vinculados con los ODS (Ekainberri). Por eso, “todas las actividades que directa o indirectamente están vinculadas a los museos han de tener en cuenta el Desarrollo Sostenible” (Fundación Apel les Fenosa). En esta línea, afirma el Museo Nacional de Antropología que las instituciones museísticas son interlocutores que trasmiten valores imprescindibles como, por ejemplo, la sostenibilidad. Por eso, donde haya un museo podrá experimentarse un cambio en el “entorno social, tanto en la economía, en la educación de sus gentes o en las conductas sociales de sus habitantes” (Museo Fundación Pecharromán).

En relación a esto, el TOPIC manifiesta que las instituciones museísticas no deben ser entidades al margen del mundo: con piezas de gran valor pero poca relación con la sociedad. Los museos ya no pueden ser fósiles del pasado, sino actores que dialoguen con el presente porque, en nuestros días, el museo “tiene la firme vocación de ser un espacio vivo inserto en la comunidad en la que se ubica” (Museo Nacional de Arte Romano) al haberse adaptado a la sociedad y “a las circunstancias de cada momento de la historia” (Museo Sefardí). Por todo ello, la obtención del Desarrollo Sostenible “es un objetivo y una razón de ser de este tipo de instituciones en el siglo XXI” (Museo Picasso Málaga). La responsabilidad que los museos tienen sobre el Desarrollo Sostenible es “la que debe tener cualquier institución al servicio de la sociedad que la sustenta” (Museo del Pueblo Gallego). Por ello, los museos tienden a ser cada vez más sensibles a evidenciar y revindicar su papel en los cambios de modelo de sociedad (Museo Guggenheim Bilbao).

Sin embargo, y a pesar de lo expuesto, varios de los profesionales consultados han esclarecido cómo influye la notoriedad de la institución a la hora de abordar estrategias de sostenibilidad dado que “no hay una línea de trabajo compartida entre todos los museos para abordar los ODS” (Museo de la Valltorta). Así, entre las observaciones realizadas por las instituciones museísticas, se haya la necesidad de emprender iniciativas sostenibles más contundentes o, al menos, unas directrices comunes de trabajo (Museo del Azafrán). En esta línea, el Museo Frederic Marès no considera que el ejercicio de la mayoría de los museos fomente el Desarrollo Sostenible, menos aún en “los más pequeños y aquellos que dependen de organismos y fondos públicos, pues no disponen de los recursos necesarios”.

Los que trabajamos en museos de dimensiones medianas y pequeñas tenemos por delante muchos retos que tienen que ver con la pura supervivencia de nuestras instituciones. Otra cosa son los grandes museos, que, teniendo supuestamente cubiertas sus necesidades, pueden apostar por acciones como las descritas (Museo Diocesano de Tarragona).

A partir de las respuestas obtenidas se percibe que, a pesar de lo deseado, la Agenda 2030 no se articula en los museos españoles de manera homogénea puesto que las instituciones están condicionadas “por su carácter público o privado, por su modalidad de gestión, su acceso a presupuesto propio y su capacidad jurídica de obrar” (Museo Cerralbo). Por ello, “dependiendo del tamaño, los recursos, incluso la titularidad” (Museo del Pueblo Gallego) habrá museos más vinculados que otros a los ODS.

En referencia a la integración de ejercicios sostenibles en el ámbito museístico, el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona añade que muchos museos europeos ya los tienen incorporados en su discurso mientras que “la mayoría de los museos nacionales aún los tienen por descubrir”. Sosteniendo esta idea, desde el área de difusión del Vilamuseu se enuncia que la Agenda 2030 es un tema que en España se va escuchando cada vez más en el mundo de los museos, pero menos que en otros países de Europa.

Adicionalmente, no todos los museos con mayor número de recursos abordan con la misma profundidad la Agenda 2030 puesto que en algunos se tratan “temas puntuales sobre los que montar exposiciones, actividades o líneas expositivas”, mientras que en otros se inunda “toda la política del museo, sus proyectos y su forma de trabajar como entidad” (Jardín Botánico de la Universidad de Valencia). Respecto a esta desemejanza de procedimientos, el Museo del Pastor de Córdoba estima que los museos, si son públicos, programan sus actividades “siguiendo unas directrices políticas, y si son privados, siguiendo unas directrices particulares en función de sus colecciones e intereses económicos”. A su vez, el Museo de Gavà enjuicia que las iniciativas emprendidas por los museos no impliquen “cambios estructurales reales y suficientes”. Sobre la capacidad de decisión de los pequeños museos en cuestiones vinculadas a la sostenibilidad, el Museo Municipal de Ronda declara:

Dependemos de gobernantes que en el 99,9% de los casos no están por la labor de hacer algo que no les suponga votos. Nos encontramos al albur de decisiones políticas, que no técnicas, para abordar estos temas en plazos que no superan los cuatro años.

Como el informe de la REDS (2020) explica, los museos del siglo XXI representan el nexo de unión entre cultura y educación por ser el espacio donde se reflejan las inquietudes de la sociedad, se estimula la alfabetización, se insta a la participación ciudadana y se genera comunidad mediante distintas formas de comunicación. De asimilarse este hecho, la cohesión de ambos aspectos, cultura y educación, puede generar una corriente cultural particular en torno a los ODS al divulgar unos conocimientos concretos e instaurar una manera de percibir el mundo.

Algunas instituciones han identificado la relevancia de la educación como: una manifestación cultural integrada en la naturaleza del museo, un medio para acercar los ODS a la población o un fin propio de la Agenda 2030 alcanzable mediante estrategias de gestión y de planificación. El Museo Laboratorium reflexiona sobre cómo “los museos tienen una mayor sensibilidad que otros agentes culturales para con el Desarrollo Sostenible” puesto que una parte fundamental de su actividad “se dirige a la didáctica y no al puro entretenimiento o la venta de un estilo de vida que implique el consumo masivo”. Pero, de cara a los vínculos que el museo tiene con la Agenda 2030, cabe decir que los recursos educativos de la institución museística no solo pueden servir como medio de difusión de los ODS en general, sino como un fin particular al ser los museos “un pilar fundamental en la Educación para el Desarrollo Sostenible y la difusión cultural” (Museo Municipal de Antequera).

En este ejercicio resulta fundamental el lifelong learning, noción que aborda el Museo de la Ciencia de Valladolid para explicar cómo las instituciones museísticas realizan “una labor imprescindible de educación no formal”. Desde este punto de vista, entre las actuaciones educativas de dicho museo, se destacan “las actividades específicas sobre los ODS gracias a que su programación está orientada a divulgar el Desarrollo Sostenible como un elemento social y cultural importante”. Es decir, desarrollan sus contenidos con el fin de apoyar “a la educación sostenible y a la participación cultural”.

Los museos pueden poner en práctica distintas medidas vinculadas a los ODS y, consecuentemente, notificar su colaboración en el Desarrollo Sostenible. Evidentemente si una organización desarrolla prácticas ligadas a los ODS favorecerá el Desarrollo Sostenible, pero no podrá considerarse que la institución trabaje en línea con el Desarrollo Sostenible si no lo estimula y promueve desde aquellas dimensiones que la institución atesore por su propia naturaleza. Por supuesto que es imprescindible una buena gestión de los recursos en una organización. Pero por encima de eso, los museos son espacios propicios para instaurar modelos educativos de acción que vayan a favor del desarrollo humano y comunitario. Por consiguiente, la dirección de sus actuaciones debería ir en esa línea. Esta investigación ha identificado cómo los museos contemplan el valor de su institución para la obtención del Desarrollo Sostenible en base al desempeño de estrategias de ámbito social, ambiental o económico. Pero, por lo general, no se asimila que el Museo es, per se, un actor con capacidad para fomentar el Desarrollo Sostenible. Y, sin ningún tipo de duda, esta cuestión está directamente vinculada con el hecho de que la cultura esté invisibilizada en la Agenda 2030.

El escenario comunicacional en los museos

En primer lugar, a partir de la información recogida en la investigación se comprueba que algunas instituciones museísticas aún no han interiorizado la trascendencia de contar a su público cómo son y qué es lo que hacen. En esta línea, el Museo de Nerja expresa que su foco de trabajo no se halla tanto en su comunicación como en su programación, aun estando orientada al Desarrollo Sostenible. Así declara que “el progreso del mundo se debe basar en la acción más que en la comunicación, aunque esta sea muy importante para mover conciencias. Primero actuar y después comunicar con el ejemplo”.

Los grandes Museos seguramente puedan dedicar parte de sus recursos a comunicar que están haciendo los deberes, para nosotros los pequeñísimos, intentamos hacer los deberes, y comunicar que estamos aquí […] No soy partidaria de comunicar que estoy haciendo mi trabajo, simplemente, lo hacemos (Museo del Calzado).

En este contexto, se comenta que la difusión del vínculo que existe entre el museo y el Desarrollo Sostenible no es un objetivo troncal de la comunicación, independientemente de que esté más o menos presente en la estrategia de comunicación de la institución (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía). El Desarrollo Sostenible puede ser “uno de los fines de los museos, pero no es de los principales. Por tanto, no recibe un gran cupo de visibilidad a la hora de comunicar” (Museo Cerralbo). Los motivos por los que las instituciones rechazan la existencia de un desarrollo comunicativo óptimo en los museos son variados.

El Museo Municipal Jerónimo Molina opina que “el discurso expositivo de los museos y sus actividades están montadas con criterios del siglo XX” y el Museo de la Universidad de Navarra indica que todavía el modelo de negocio de los museos solo se enfoca en lograr “su propia supervivencia”. De esta forma, en muchos museos “la Agenda 2030 no está dentro de su discurso” (Museo de Ciencias Naturales de Barcelona) incluso cuando en algunos casos está presente en sus planteamientos prácticos pues, al no ser estos conocedores del papel que atesoran en la obtención de los ODS, no “son conscientes de este enfoque específico” (Museo Municipal de Antequera).

Está claro que el Desarrollo Sostenible es un tema que no puede evitarse a la hora de dar a conocer las modernizaciones, ampliaciones y novedades de los museos. Pero el objetivo de la comunicación no va en ese sentido, sino a abrir sus puertas a un mayor número de personas a través de la accesibilidad (Palacio de Gaudí).

Además, algunos museos, aun siendo conocedores del vínculo que existe entre la institución y la Agenda 2030, lo perciben como algo secundario. Por lo que no “incluyen sus Objetivos de Desarrollo Sostenible en sus políticas de comunicación” (Museo Arqueológico Provincial de Alicante) y mantienen como prioridad “la comunicación de otros muchos temas” (Museo Nacional de Arte de Cataluña) relacionados con sus fondos, su actividad o su contribución social desde una perspectiva que, aunque manida, logre atraer al mayor público posible.

La envergadura “de los ODS en la comunicación de los museos debería ser más relevante” (Museo de Santa Cruz). Sin embargo, dado que “la comunicación de una organización debe tener en cuenta los objetivos institucionales de cada momento para ser coherente con ellos” (Fundación Joan Miró), es comprensible que tan solo aquellos museos con un programa activo y específico sobre estas materias (Vilamuseu) intenten trasladar “de manera progresiva a la opinión pública, en cada comunicación, el papel que juega la institución en el ámbito del Desarrollo Sostenible” (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía).

Aun así, la información aportada por las instituciones manifiesta que algunos museos comunican cuáles de sus tareas están vinculadas a la Agenda 2030, aunque no lo hagan “en clave de desarrollo, que es una clave ya elaborada, sino desde la pura información” (Museo del Retablo). Por lo que solamente indican que “algunas de sus actuaciones tienen en cuenta alguno de estos objetivos, lo que en cierta forma asocia la imagen del museo con los valores de los ODS” (Museo Valenciano de Etnología). Es decir, se indica para “eventos puntuales y con ciertas prácticas sostenibles” (Museo Evaristo Valle).

En base a lo expresado, el Museo Picasso de Barcelona manifiesta que “sería necesario una implicación desde dirección y gerencia y que se tratara la cuestión en el plan estratégico de cada institución” para poder implicar a todos los departamentos. Por su parte, el Museo Canario indica que todavía “hay un espacio por descubrir para que los museos aprovechen el valor añadido que genera una comunicación eficaz de su contribución al Desarrollo Sostenible”. Asimismo, el Museo ICO enuncia que quizás los museos podrían difundir y actuar más en esta línea si los poderes públicos impulsasen estas prácticas igual que han hecho con otras líneas estratégicas, tal y como ha ocurrido con la accesibilidad.

Además, a través de las entrevistas, se pone de manifiesto la existencia de conductas heterogéneas en el panorama museístico nacional a causa de la disimilitud de recursos entre las instituciones. Por un lado, los grandes museos con “medios y financiación suficiente”  (Museo de Finestrat) elaboran una “comunicación orientada a ello” (TOPIC), mientras que la divulgación sobre el vínculo entre los museos y el Desarrollo Sostenible es más escasa en museos “que se encuentran limitados en diferentes sentidos” (Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero).

Tal vez esta línea de trabajo no se haya adoptado aún por los museos de una manera generalizada pero, en mayor o menor medida, los grandes museos si estamos en ello. […] No sólo porque para nosotros sea importante, sino porque socialmente lo es y tenemos una responsabilidad pedagógica. En general los museos no le están prestando a esta comunicación la atención que merece (Museo Nacional Thyssen-Bornemisza).

Es fundamental la integración de nuestros programas con las políticas en torno al Desarrollo Sostenible de la UNESCO, el ICOM y el ICOMOS además del Consejo de Europa o la Comisión Europea. Es necesario hacer campañas a través de los museos para dar a conocer la Agenda 2030 y los ODS, y especificar de una forma clara y directa cuáles son las iniciativas generales y particulares de los museos en esta línea. Estas iniciativas se deben articular en planes, programas y proyectos concretos a corto, medio y largo plazo (Museo de Santa Cruz).

La comunicación digital en los museos del territorio nacional

Aunque las herramientas digitales contribuyen a la difusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no todas las instituciones museísticas del panorama nacional disponen de estas herramientas, ni todas establecen en su programación una estrategia para el cumplimiento de los ODS, ni todas vinculan su comunicación digital al valor de sostenibilidad a pesar de que esta sea una línea transversal estratégica.

La comunicación externa, enuncia el Museo del Pueblo Gallego, es uno de los aspectos más débiles de la gestión museística a pesar de que las redes sociales e Internet hayan aportado otras herramientas de difusión como fotogrametría y reconstrucciones 3D; visitas virtuales; posicionamiento en los itinerarios; etc. Además, continúan las “dificultades para saber qué, cómo y cuándo comunicar” porque “la incorporación de profesionales especializados y de medios” es lenta (Museo de la Carolina). Y es que, no todos los museos emplean los recursos posibles de la comunicación digital, ni para difundir todo lo que hacen, ni para divulgar cómo contribuyen al Desarrollo Sostenible (Museo Paleontológico de Alpuente).

Primero, porque “queda mucho camino para integrar los ODS en las estrategias de comunicación de los museos en general” (DOMUS) al abordar estas principalmente la difusión del museo en sí y las actividades o contenidos de sus exposiciones. Segundo, porque muchos museos tienen como asignatura pendiente “la comunicación digital en todos sus ámbitos” (Museo Municipal de Ciutadella), teniendo en cuenta que algunos centros carecen de herramientas como “páginas web actualizadas, app's, visitas virtuales, etc.” (Jardín Botánico de la Universidad de Valencia). No todos los museos “tienen acceso a los mismos canales digitales” (Museo Etnológico de Tiriez) ya sea por cuestiones ligadas al tamaño y la trascendencia de la institución o a “la precariedad tanto de puestos de trabajos como de recursos, ya sean formativos o económicos” (Museo del Greco). De esta manera, el Museo Etnográfico Extremeño González Santana relata:

Depende mucho de la dirección del museo, de la formación de su personal, de los objetivos planteados para uno o más años. Actualmente museos como el nuestro tienen que luchar, con escasos recursos financieros, por renovar equipos tecnológicos y por estar presente en redes sociales. Todo ello a base de un esfuerzo sobrehumano, pues carecemos de personal informático especializado, restaurados, conservador, etc. Aun así, nuestra presencia en redes sociales es continua porque tenemos claro que es la mejor manera de atraer al público.

Desde el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria se agrega que, en general, “la entrega y compromiso del personal que trabaja en estos museos periféricos es casi siempre muy alto, hasta heroico, muchas veces con una dedicación titánica”. Los museos más pequeños suelen ser “instituciones con equipos insuficientes, precarios, y no especializados. Así que tienen carencias comunicativas en general” (Museo de Gavá). Análogamente desde el Museo Escolar de Pusol se declara que “cuando la mayor parte de museos pequeños de este país dispongan de medios, siquiera mínimos, para llevar a cabo una activa labor de difusión de la Agenda 2030, nos daremos por satisfechos”.

Es decir, que los museos pequeños no emplean como deberían los recursos de comunicación digital “por la escasez de personal y consecuentemente de tiempo” (TOPIC), por la precariedad de los fondos de subvención, por la escasa colaboración y complicidad de empresas colaboradoras o por la dependencia de recursos municipales y autonómicos que les dificultan estar al día o contratar recursos con los que elaborar una sólida comunicación digital. Con lo cual, los museos con recursos, que asuman su papel en la obtención del Desarrollo Sostenible y que además dispongan de “una línea de trabajo clara y planificada”, también debieran tener unas prácticas de difusión asentadas en Desarrollo Sostenible (Museo Paleontológico de Alpuente).

Los museos más ‘pequeños’ o no de gestión estatal, o incluso privados, pero no ‘famosos’ tienen más problemas para utilizar la comunicación digital, por la falta de profesionalización en el campo de la comunicación cultural digital. Hay museos que no disponen de una persona de comunicación que pueda trabajar con herramientas digitales, y otros no tienen a personal a tiempo completo que pueda dedicarse a ello, porque la comunicación digital, al contrario de lo que mucha gente cree, lleva su tiempo (Palacio de Gaudí).

En la Sociedad de la información los recursos digitales tienen un carácter poliédrico que “añade nuevas y enormes capacidades a la inteligencia humana y constituye un recurso que cambia la forma en que trabajamos y vivimos juntos” (Comisión Europea, 1993, p.10) por la alteración producida sobre aspectos de tipo económicos o sociales, fruto del progresivo desarrollo, así como la aplicación de las TIC y las TAC. En base a las entrevistas realizadas, se percibe la sensación general de que solamente algunos de los grandes museos españoles pueden abarcar, de una manera correcta y eficiente, la comunicación organizacional, los recursos digitales y la Agenda 2030. Las razones que motivan estas opiniones son las deficientes condiciones a las que deben enfrenarse muchos de los museos del ámbito nacional: ausencia de herramientas y canales digitales, escasos colaboradores, dependencia de recursos, precariedad de fondos, lenta incorporación de profesionales y desaprovechamiento de las redes sociales al permitir estas declinar el uso de medios de pago.

Sin embargo, el hecho de que la comunicación de un museo aborde el Desarrollo Sostenible, no depende tanto de si este dispone de recursos económicos y de personal, como si en sus líneas de planificación se incluye esta dimensión o se asume la relación natural que existe entre el museo y la Agenda 2030. Ciertamente cuantos más recursos se posean, se estima que mejor será el resultado final que se elabore, tanto por una inversión económica como de tiempo. Pero, el hecho de que el Desarrollo Sostenible no se tengan en cuenta en absoluto o que solo se vincule el museo a líneas particulares de actuación de la Agenda 2030, indica la imperiosa necesidad de que instituciones de la Administración Pública u organismos oficiales como el ICOM actúen. Es decir, no solo que insten de forma genérica a que los museos promocionen cuestiones relacionadas con el Desarrollo Sostenible, sino que desde los altos mandos se elabore un plan de concienciación y de actuación.

Por otra parte, aun abarcando la comunicación digital mucho más que las redes y los medios sociales, a lo largo de esta investigación se ha manifestado cómo el acaecimiento de la pandemia por COVID-19 ha incentivado tanto el empleo de nuevos mecanismos digitales, como el aprovechamiento de la comunicación digital en los museos. De esta forma se ha comprobado que el desarrollo de una comunicación digital a gran escala requiere planificación, personal y tiempo. Elementos que hasta el momento muchos de los grandes museos no habían tenido tan en cuenta al desatender la difusión virtual y los espacios digitales. Quizás, si continúa la tesitura ocasionada por la COVID-19, los museos logren desarrollar más estas prácticas. Posiblemente a niveles diferentes, pero de algún modo todos los museos perfeccionarían su comunicación digital creando un escenario que enalteciere al profesional de la comunicación museística en general, y dignificare la labor del comunicador digital en particular.